“La isla mínima”, la última película de Alberto Rodríguez
(director de la magnífica “Grupo 7”) es, sin duda, la mejor película española
del año y una de las mejores de la historia del cine en nuestro país. Una obra
maestra.
Crítica y público han alabado una película que es más de lo
que parece. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas ha
reconocido su calidad y la ha nominado para los premios Goya en 17 apartados,
muchos de los cuales debería ganar.
“La isla mínima” es una película de género, es cine negro. Sobre
la película se ha escrito ya mucho y no se trata de repetirlo, se ha alabado la
localización, el trabajo de los actores (sobre todo el maravilloso trabajo de
Javier Gutiérrez que, en ocasiones, recuerda a James Cagney), los dos niveles
de la película (la trama criminal y el fondo socio-político de principios de
los años ochenta), y muchos otros aspectos sobre los que no insistiré.