Con “El consejero”, Ridley Scott firma otra magnífica obra,
una película absorbente que se adhiere a la memoria visual del espectador y
que, además, está plagada de diálogos y frases como no se escuchaban en el cine
desde la época dorada del cine negro americano.
El guión lo firma Cormac McCarthy, escritor estadounidense,
ganador del Premio Pulitzer y del National Book Award. En realidad, McCarthy,
escribió la historia en forma de relato corto y no de guión cinematográfico, es
decir, el texto no estaba dividido en escenas ni tenía la estructura de un
guión técnico. Ridley Scott tuvo que hacer un trabajo de adaptación técnica del
texto que, por supuesto, se conservó en su totalidad.
Ridley Scott es un director al que la crítica “oficial”
siempre tiene en el punto de mira. Es posible que esta animadversión sea
motivada por el hecho de que empezara su andadura profesional haciendo
publicidad para televisión.
No parece justo que "El consejero" no haya obtenido ninguna nominación para los Oscar. Que no esté la película ni el director parece un disparate, y más aún, cuando hay bodrios como "La gran estafa americana", perlículas normalitas como "Capitán Phillips" o claramente sobrevaloradas como "Gravity". Pero, además de disparate, es un auténtico crimen que Cormac MacCarthy no esté nominado al mejor guión original ni esté nominada Cameron Díaz por su extraordinario trabajo.