sábado, 30 de abril de 2016

miércoles, 27 de abril de 2016

Leer el cine: "El cine según Hitchcock"

Alfred Hitchcock, François Truffaut
Editorial: Alianza Editorial, 1974-2010 
Págs.: Edición 2010; 432 

 “El cine según Hitchcock” es un libro de culto entre los cinéfilos. Un libro sobre el llamado “Mago del suspense”, una personalidad única en el mundo del cine, uno de los primeros directores cuyo nombre aparecía antes del título de la película que en definitiva daba igual ya que era “una de Hitchcock”. Una personalidad genial que una vez dijo: «Nunca trabajes ni con niños, ni con animales ni con Charles Laughton». A finales de los años 60 François Truffaut, crítico francés de Cahiers du Cinéma y director de cine que por entonces había realizado ya unas cuantas películas, realiza una entrevista a Alfred Hitchcock, a lo largo de varios días en los Estudios Universal, con una duración total de más de 50 horas, una entrevista que acabaría siendo la más famosa de la Historia del Cine. En la citada entrevista, ambos directores recorren la filmografía del maestro inglés película a película. El libro es una auténtica delicia ya que se trata de una conversación entre dos cineastas apasionados por el cine. Truffaut sabe preguntar y Hitchcock no elude ningún tema y analiza sus películas con claridad y coherencia, con espíritu crítico y a la vez didáctico. Explica por qué hizo las cosas como las hizo, lo que hizo bien y sus errores (confiesa que fue un error, por ejemplo, el falso flashback de “Pánico en la escena” ya que dice que se puede jugar con el público pero nunca engañarle). 
El maestro acaba impartiendo una auténtica clase magistral sobre el cine. El formato de la entrevista, en orden cronológico, permite que el lector asista a un recorrido por la historia del cine y los sucesivos cambios que supuso el sonoro, el color, o el cinemascope, todo ello salpicado con comentarios sobre actores y actrices, anécdotas de los rodajes, o la manera de contar historias. Truffaut se interesa por todos los aspectos de cada una de las películas, desde cómo surgió la idea original, la elaboración del guion o las decisiones que Hitchcock tomó durante el rodaje, su concepción de la puesta en escena o el método para crear suspense en las películas. Desde su publicación, “El cine según Hitchcock” se ha reeditado docenas de veces en multitud de idiomas e incluso, en 2015, Kent Jones ha dirigido un documental titulado “Hitchcock / Truffaut” sobre su gestación e influencia posterior. En el documental aparecen famosos cineastas dando su opinión y explicando lo que supuso para ellos. En 1979, un año antes del fallecimiento de Hitchcock, el American Film Institute le rindió un homenaje en el que François Truffaut en su intervención dijo: «En América lo llamáis “Hitch”, en Francia lo llamamos “Sr. Hitchcock”».

lunes, 11 de abril de 2016

Dheepan, (Jacques Audiard, 2015)

Sobrevivir en Europa
Jacques Audiard, el director de cine francés, autor de excelentes películas como: “De latir mi corazón se ha parado” (2005), “Un profeta” (2009) y “De óxido y hueso” (2012), ha realizado, en 2015, “Dheepan”, una historia de refugiados que se hizo con la Palma de Oro en el Festival de Cannes presidido, en esta ocasión, por los hermanos Cohen.
Sri Lanka, la anteriormente llamada Ceilán, es una pequeña isla situada al sur de la India. En Sri Lanka se desarrolló una cruenta guerra civil que comenzó en 1983 y se prolongó, ante la indiferencia del mundo entero, hasta 2009, 26 años de guerra entre el ejército gubernamental y los llamados “Tigres Tamiles”, soldados de la etnia tamil.
La película nos sitúa al final de esta guerra. Dheepan, es un guerrillero tamil que ha perdido a todos sus compañeros en la última batalla de una contienda que también se llevó a toda su familia. En un campo de refugiados consigue que una mujer y una niña se hagan pasar por su familia y, con los pasaportes de una familia muerta, emigrará a Francia para comenzar una nueva vida.
Audiard estructura su película en tres actos, como en el teatro clásico. El primer acto, que se desarrolla en Sri Lanka, nos sirve para conocer a los protagonistas y su historia, la situación que han vivido y algunos apuntes sobre el carácter de cada uno. Todo esto lo hace Audiard con una economía de medios admirable y una eficacia comparable a la de los mejores directores del Hollywood de los años 40. El primer acto dura ¡6 minutos!
En el segundo acto vemos a los protagonistas intentando integrarse en el país que los ha acogido. El director se sirve de algunas escenas cotidianas, cortas pero eficaces, para presentarnos los problemas que les surgen; los conflictos escolares de la niña, la dificultad para encontrar un trabajo digno, las diferencias culturales y religiosas o el idioma que lejos de constituir una herramienta de comunicación se erige como una barrera, (imprescindible ver la película en versión original ya que una gran parte está rodada en tamil).
A partir de la mitad de la película y, desde luego en el tercer acto, asistimos a una especie de remake de “Perros de paja”, película dirigida, en 1971, por Sam Peckinpah.
Así pues, la primera parte de la película trata de las consecuencias de la guerra, la segunda de la “integración” de los refugiados y la tercera de la violencia.
Los protagonistas son actores no profesionales de etnia tamil y más específicamente, el protagonista masculino, Antonythasan Jesuthasan tiene una historia muy similar a la de Dheepan, él también fue un soldado tamil que llegó a Francia a finales de los años 80.
Toda la película está rodada desde el punto de vista de los tres protagonistas y su gran mérito, que lo es, por supuesto, de su director, y seguramente lo que influyó de forma decisiva en el jurado de Cannes es que la historia, la poderosa puesta en escena y las magníficas interpretaciones consiguen que nos pongamos en el lugar de estos tres refugiados, que, a pesar de las distancias culturales, religiosas, o de cualquier tipo, nos identifiquemos con ellos y que durante la mayor parte de la película, olvidemos que los actores están viviendo en una película y no en la vida real.
Me viene a la cabeza el inolvidable Atticus Finch, (Gregory Peck), de “Matar un ruiseñor”. En una maravillosa escena en la que mantiene un diálogo con su hija Scout, en el porche de su casa, Scout le cuenta sus problemas en su primer día de colegio y Aticcus le dice: “Si consigues aprender una sola cosa, te llevarás mucho mejor con todos tus semejantes. Nunca llegarás a comprender a una persona hasta que no veas las cosas desde su punto de vista”.

En la Europa de las vallas y las concertinas, los gases lacrimógenos, las pelotas de goma y los niños ahogados en las playas, en la Europa de las deportaciones, en la Europa de la vergüenza…, bienvenida sea esta película sobre refugiados, una película excelente pero, sobre todo, necesaria, porque…, “je suis Dheepan”.

martes, 5 de abril de 2016

Leer el cine: "Nadie es perfecto"

Introducción          

  Hubo un tiempo en que el cine se veía pero también se leía.
            Internet y la extensa oferta audiovisual que nos asalta a diario lo ha cambiado todo; los espacios dedicados a libros de cine, en las librerías generales, han ido menguando hasta desaparecer y las librerías especializadas han ido cerrando una tras otra hasta quedar reducidas a unas pocas, en unas pocas ciudades. La oferta se limita, casi exclusivamente, a lo que las tiendas online nos ofrecen desde la frialdad catódica de sus escaparates.
            A pesar de todo, me he animado a publicar una serie de artículos con reseñas de libros de cine porque creo que el cine también se lee. 
Nadie es perfecto
Hellmuth Karasek, Billy Wilder
Editorial: Grijalbo, 1993 / Mondadori, 2001
Págs.: 468 / 504

-          Usted ha trabajado para muchos grandes directores…
-          No, no, yo sólo he trabajado para dos grandes directores, para Von Sternberg y para Billy Wilder.
Marlene Dietrich contestando a la pregunta de Peter Bogdanovich, en su libro “Picture Shows”.
            Billy Wilder (1906-2002), estuvo nominado al Oscar, doce veces como guionista y ocho veces como director. Lo ganó tres veces en el apartado de guion y dos en el de dirección. Es el autor de una veintena de obras memorables. Dirigió su última película en 1981.
Billy Wilder es uno de los guionistas más brillantes que ha dado el cine y uno de los directores más inteligentes de la historia. Ambas características, la brillantez y la inteligencia constituyen la base de este libro que recorre su vida y su obra. Wilder va salpicando el texto con anécdotas de rodaje, opiniones sobre actores y directores y, en fin, convirtiendo el libro en una auténtica crónica de la historia de Hollywood desde sus comienzos hasta casi nuestros días.
           
El libro no es una biografía en el sentido clásico del término. Se trata de una serie de conversaciones entre Billy Wilder y Hellmuth Karasek (guionista, comediógrafo y director del Instituto de Teatro de Hamburgo) que se complementan con algún material biográfico, reflexiones sobre el cine, su método de trabajo, etc.
Lo que hace del libro una lectura imprescindible para todos los que amamos el cine es la personalidad de Billy Wilder, un personaje agudo, ácido, sardónico y perspicaz que dota a esta biografía de una cualidad casi cinematográfica.
William Holden dijo que “su mente estaba llena de hojas de afeitar”.
Fernando Trueba, cuando recogió el Oscar por “Belle Époque” dijo: “Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero sólo creo en Billy Wilder. Gracias míster Wilder.”
Michel Hazanavicius, cuando recogió el Oscar porThe artist”, dijo: “Quiero dar las gracias a tres personas. Gracias a Billy Wilder, gracias a Billy Wilder y gracias a Billy Wilder”.
Ya hace tiempo que nos dejó Billy Wilder y nadie ha sido capaz de ocupar su lugar, nadie hace las películas como las hacía él.
“[…] nadie tiene su talento para acercarse a la verdad a través de la mentira” (Gregorio Belinchón, El País, Enero de 1994).
En el libro, Wilde, cuenta que una de las frases de Marilyn Monroe en “Con faldas y a lo loco” (Where is the Bourbon?) “tuve que filmarla ochenta veces” a lo que Hellmuth Karasek apostilla: “En la última entrevista, que había leído de él, habían sido 63 veces”.


Wilder tenía en su despacho un cartel en el que se podía leer: “¿Cómo lo haría Lubitsch”. En el cine, viendo una película, muchas veces me he preguntado: ¿Cómo la hubiera hecho Billy Wilder”.