miércoles, 8 de marzo de 2017

Hasta el último hombre, (Mel Gibson, 2016)


"Hasta el último hombre" parece una película de otro tiempo, me recuerda mucho a las películas de propaganda bélica (casi un género en sí mismo) que Hollywood hizo en el durante la Segunda Guerra Mundial. Es más, si no fuera tan explícita en las secuencias de guerra podría pasar perfectamente por una cinta de principios de los años 40.
Me ha gustado la película de Mel Gibson. Más la segunda mitad que la primera. La primera mitad se me hizo un poco premiosa y, desde luego, carece de la fuerza y la tensión de la segunda.
Está claro que Mel Gibson es un director muy dotado. Dirige con un pulso excelente y la cámara siempre está en el mejor lugar, los planos duran lo que tienen que durar y la cámara se mueve lo que se tiene que mover. Además, es de agradecer su claridad expositiva. Siempre sabemos lo que está pasando, en qué lugar nos encontramos y cuál es su geografía.
Si fuera por mí, hubiera elegido a otro protagonista aunque la cara de bobalicón de Andrew Garfield encaja bien con el carácter del personaje. Pero..., a mí no me convence, ni en esta película ni en ninguna, me pasa también con el protagonista de Harry Potter cuando no hace de Harry Potter.
Otro aspecto discutible es si la sangre, la casquería, el gore, o como lo queramos llamar, es poco, es el adecuado o es excesivo. La opinión general parece estar de acuerdo en que Gibson se pasa con estos aspectos de sus películas y puede que tengan razón. Pero, en este caso, yo creo que es muy adecuado para mostrar, de verdad, los horrores de la guerra desde una perspectiva muy cercana, a ras de suelo (nunca mejor dicho), con la cámara arrastrándose con los soldados.
Y para acabar, y enlazando con esto último, voy a decir algo que quizás llame la atención teniendo en cuenta lo que sabemos sobre la censurable ideología de Mel Gibson: creo que esta película, (no sé si pretendiéndolo o no), es mucho más pacifista o antibelicista que otras y esto no es debido como se pudiera pensar a las convicciones de su protagonista sino a la crudeza con que muestra la guerra y sus consecuencias en el transcurso de unas secuencias a la altura de la del desembarco en "Salvar al soldado Ryan".