viernes, 27 de junio de 2014

Snowpiercer, (Bong Joon-ho, 2013)

“Snowpiercer” es una película de ciencia ficción dirigida por el coreano Bong Joon-ho. Se trata de una adaptación de la novela gráfica francesa, “Le Trasperceneige” creada por Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb. En España, alguien ha decidido titularla “Rompenieves” que, a pesar de ser una traducción fiel del original, me parece un título horroroso.
Se trata de un magnífico film que tiene como base argumental una gran idea. En un futuro post-apocalíptico, debido a un experimento fallido que pretendía solucionar el calentamiento global, las temperaturas han bajado hasta tal punto que la civilización tal como la conocemos, ha desaparecido. Los supervivientes están condenados a viajar eternamente a bordo de un tren que transita a través de parajes helados en un ciclo sin fin. En este tren sus viajeros se distribuyen de cabeza a cola en función de una jerarquía de clases sociales.
Lo cinematográfico es una categoría indefinible. El porqué algo es cinematográfico tiene difícil explicación. Sin embargo a pesar de la dificultad para definirlo ocurre que es muy fácil de reconocer. Monument Valley, Nueva York, el western, Marilyn Monroe, el Golden Gate y las calles de San Francisco o John Wayne parando una diligencia, son, sin ninguna duda, cinematográficos. Pues bien, lo mismo ocurre con el tren.
El tren encaja a la perfección en las películas. Es posible que se deba a la idea de movimiento que el tren comparte con el cine, al fin y al cabo el cine no deja de ser una serie de imágenes en movimiento. También es posible que sea por la idea de viaje, al fin y al cabo casi todos los relatos acaban revelándose como un viaje, a veces literalmente y otras como un viaje interior, un itinerario de transformación de los personajes. También el aspecto a la vez poderoso y plástico de la máquina en sí y la oportunidad inigualable que nos da de mostrar todo tipo de paisajes. Sea como sea, hay pocas cosas más cinematográficas que un tren y el cine lo ha sabido ver y lo ha plasmado en numerosas películas.

domingo, 8 de junio de 2014

Monuments men, (George Clooney, 2014)

George Clooney es el productor, director, coguionista y protagonista de “Monuments men” una película que no ha tenido buenas críticas y que no fue bien recibida en su estreno, en el Festival de Berlin.
La película, basada en hechos reales, nos cuenta la labor de un grupo de expertos en arte, al final de la Segunda Guerra Mundial, para recuperar y preservar el patrimonio artístico de los países ocupados por los ejércitos de Hitler.
Dentro del extenso número de películas que se han realizado sobre la Segunda Guerra Mundial, muy pocas han tratado este tema. Parece lógico, y es comprensible, que la mayoría de films se hayan centrado en tramas bélicas o en tratar el monstruoso genocidio que llevó a cabo el Tercer Reich.
Así pues, a priori, había como mínimo dos aspectos prometedores en el proyecto: por un lado la participación de George Clooney cuyas películas anteriores, sin ser obras maestras, eran films muy estimables; y el segundo aspecto es lo atractivo del tema que se trata. Pues bien,“Monuments men” es un film fallido. La película naufraga en aspectos como la puesta en escena, la música, el lenguaje cinematográfico y algunos otros, pero la causa principal del naufragio es, sin duda, el mediocre guión que firman, Grant Heslov y el propio Clooney.