“Amor”, la película de Michael Haneke es una de esas obras
con las que uno se encuentra muy de vez en cuando. Películas que ya no se
hacen. “Amor” es una obra maestra del cine, una obra de arte.
Michael Haneke es el director de “Funny Games”, “Código desconocido”, “La pianista”, “El tiempo del lobo”, “Caché” y “La cinta blanca”
entre otras. Un puñado de excelentes películas. Ahora bien, Haneke ha
conseguido, con su última obra, una de esas películas que habría que ver de
rodillas, o en un reclinatorio como decíamos los antiguos.
Sobre esta película, multipremiada, se ha escrito ya casi
todo así que no voy a repetirlo. Además escribo este comentario con bastante
retraso y por lo tanto debe haber ya hasta algún libro sobre la película. Sólo
comentaré algunos aspectos que me parece que son los que le dan el plus de
calidad artística que tiene.
Parece ser que Bette Davis, en su última época, dijo algo
así como: “La vejez no es lugar para cobardes”. Es verdad, y también lo es que
la película de Haneke tampoco es para cobardes. Es una película dura y tierna a
la vez, que se ve con cariño pero con el corazón encogido. El tema de la
película es la vejez, también el amor, pero sobre todo la vejez.
En cuanto al lenguaje cinematográfico, al ver la película me
han venido a la cabeza algunos nombres pero sobre todo tres: Yasujiro Ozu, Carl Th. Dreyer y Johannes Vermeer.