martes, 26 de junio de 2012

Los chicos están bien, (Lisa Cholodenko, 2010)


“Los chicos están bien” es una comedia que podría firmarla el mejor Woody Allen.
Alguna vez he escrito que es más fácil hacer la crítica de una mala película que hacerla de una buena. Eso se debe a que es muy difícil explicar porqué una película es buena y otra es mala, o porqué una película funciona y otra no.
De “Los chicos están bien”, podemos decir que tiene un estupendo guión, unos diálogos maravillosos y unas interpretaciones inmejorables. Pero ni siquiera todo esto explica la película.
Es cierto que el guión es fenomenal; se desarrolla de la forma más ortodoxa posible siguiendo los parámetros del cine más clásico con su trama principal, sus subtramas, sus puntos de inflexión, etc., todo en su sitio y todo escrito con la precisión de un reloj suizo.
También es verdad que nunca Annette Bening y Julianne Moore estuvieron tan bien. Ambas actrices interpretan a mujeres de mediana edad: la primera una científica obsesa del control, la segunda tierna y creativa. Pero, además de las interpretaciones de cada una de ellas lo que más llama la atención y aporta un plus a la película es la química que hay entre las dos.
Lo mismo ocurre con los dos adolescentes. Este cuarteto tiene química, sus escenas compartidas son más que la suma de las interpretaciones de cada uno de ellos.
Es, pues, una película de actores; cierto. Pero también es una película de guión y de dirección. El trabajo de Lisa Cholodenko, guionista y directora del film se podría adjetivar como inteligente, comedido y elegante que es lo que necesita una comedia y si no sólo hay que revisar a los grandes de la comedia como Cukor, La Cava o McCarey.
El trabajo de los actores y de su directora consigue algo muy complicado de conseguir, un clima de veracidad, de cercanía, una atmósfera entrañable donde el espectador acaba enamorado de todos los personajes. Lo que pasa en la pantalla es verdad, nos lo creemos, en ningún momento dudamos de nada, nos tragamos los diálogos, los gestos, las actitudes, las risas, los llantos, todo. Es más, todos los personajes nos caen bien, nos los llevaríamos a casa a todos.
Todo esto es mucho más difícil cuando se trata de una comedia que, además, está rodada como una comedia. Quiero decir con esto que cuando se rueda un drama y se elige una puesta en escena realista incluida la fotografía, se rueda con planos cortos, con tomas largas, en escenarios naturales sin apenas atrezo, etc., la sensación de verdad es más fácil de conseguir, el ejemplo más claro sería “Nader y Simin, una separación” ya comentada en otro post en este mismo blog.
En este caso, ni la puesta en escena ni la fotografía son realistas y por lo tanto todo el mérito recae en unos actores en estado de gracia y dirigidos con mucho cuidado para que no sobrepasen los límites, una tentación habitual cuando se trata de una comedia.
Por fin, tengo que mencionar una espectacular banda sonora que mezcla temas de David Bowie, Joni Mitchell o Leon Russell con otros temas de grupos de rock indie actuales. Y tengo que hacer una referencia particular al tema “Galatea’s guitar”, de Gabor Szabo que suena en la parte final de la película, una auténtica joya.

domingo, 24 de junio de 2012

Tres tristes tigres, (Johnny Caulfield, 2012)


En este post no voy a avisar de posibles spoilers, no hace falta. Pero tengo que advertir a los lectores que es posible que en algún momento me ponga moñas y babee un poquito.
"Tres tristes tigres" es un premiado cortometraje realizado por Johnny Caulfield y protagonizado por Lorenzo Ordás, Eduardo Sánchez y Jonathan Prat (sí, el menor de mis dos estupendos hijos. La familia la completa mi querida esposa que es capaz de arrancarme la cabeza si digo algo malo o dudo, ni por un instante, de que este corto es una auténtica obra maestra).
Johnny Caulfield es, obviamente, un seudónimo.   
Jonathan acaba, este año, tercero de Diseño Gráfico (espero) y ha hecho el cortometraje, junto con dos de sus compañeros de clase, como parte de su formación.
Joni (no sé si tendría que cascarle una y "griega" o alguna h, ya se lo preguntaré) me ha enseñado el corto y, por supuesto, no me ha dado ninguna explicación; es lo que tienen los genios creadores, que no les gusta explicar su obra.
En la nota que aparece en YouTube los autores se preguntan ¿Qué es el diseño? ¿Cómo son los diseñadores gráficos de hoy en día?
No tengo, ni mucho menos, la capacidad para contestar a estas preguntas, pero lo voy a hacer.Ya oigo a mi hijo: "ya está soltando lo primero que le viene a la cabeza", ¡correcto!
Yo creo que un diseñador gráfico es alguien capaz de transformar una idea en una imagen, convertir esa imagen en un icono, y ese icono en una forma de ver y sentir la vida, en una forma de ser; es por tanto, alguien capaz de cambiar la realidad, algo así como un mago pero que en lugar de varita mágica utiliza un Mac. Bueno, además es alguien que sabe que Comic Sans no es un grupo de música sino una tipografía, -que por otra parte aborrece-, (lo sé porque me hizo quitarla de este blog) y que no sabe quién es Belén Esteban pero conoce perfectamente a Milton Glaser.


El corto está construido en 18 planos, 7 transiciones con fundidos a negro y el fundido final a blanco, más una escena en un plano y con fundido final a negro que aparece después del The End, una especie de escena post-créditos.
Al ver los cuatro minutos y pico que dura el corto me vienen a la mente algunas referencias que me parecen obvias. Veo a Tarantino, y más concretamente "Reservoir dogs" en la escena en la que salen del coche y cruzan la pantalla en diagonal y a cámara lenta con la irrupción de un maravilloso tema musical, y también veo a Tarantino en el plano lateral de dos de los tigres caminando a cámara lenta acompañados por la misma música.
También veo a Holden Caulfield, el protagonista de "El Guardián entre el centeno", único libro que escribió  J. D. Salinger. Un libro muy especial y uno de mis favoritos. Un libro con una especie de leyenda negra ya que a Mark D. Chapman, asesino de John Lennon, lo cogieron cerca del edificio Dakota donde le disparó al músico, leyendo este libro. También llevaba encima este libro el hombre que disparó a Ronald Reagan y el fanático que acosaba a Jodie Foster.


La referencia, creo que va más allá del apellido que ha elegido el director como seudónimo, o la camiseta con la imagen de John Lennon que lleva Jonathan. La referencia es el tono, el clima, la atmósfera. Creo que el corto transmite la misma sensación que el libro (con la ayuda inestimable de la banda sonora que se ha escogido), eso sí, -y menos mal-, con un humor menos ácido, más disparatado, más absurdo, más del estilo de los Hermanos Marx.
Al final los diseñadores gráficos son gente que se hace preguntas que no nos hacemos los demás, preguntas como las que se hacía Holden Caulfield: ¿A dónde van, en invierno, los patos de Central Park?
Me parece un trabajo de mucho talento. 
Lo voy a dejar aquí porque estoy seguro que ya solamente con lo que he dicho del cortometraje, Joni y sus amigos se partirán de risa un buen rato. Lo mismo hacía Buñuel cuando leía las críticas de sus películas y las interpretaciones que se hacían de sus escenas o de sus planos.
PD: Chicos, perdón por el justificado, no he podido evitarlo..., al final la cabra siempre tira al monte.




sábado, 16 de junio de 2012

La mujer de negro, (James Watkins, 2012)


“La mujer de negro” es una excelente película con un monumental error de casting.
La productora Hammer, que realizó inolvidables películas de terror gótico entre 1955 y 1980, intenta recuperar el género y el estilo que la encumbró y la llevó a ser un referente del terror, sobre todo, gracias a las películas que integraron las sagas de Frankenstein y Drácula, muchas de las cuales dirigió Terence Fisher.
Ahora, una renacida Hammer, vuelve a sus orígenes y, después de producir la versión americana de “Déjame entrar”, aborda una temática clásica del género: el de la casa encantada.
Hemos visto tantas historias de casas encantadas que es muy difícil salir airoso de un empeño de estas características pero hay que decir que "La mujer de negro" lo consigue con sobresaliente y desde luego no es por casualidad. Nada en el cine es por casualidad.
"La mujer de negro" es una excelente película porque tiene excelentes bases: un estupendo guión, un diseño de producción maravilloso que incluye unas localizaciones extraordinarias, una puesta en escena consecuente con el género y por fin un elenco de secundarios maravilloso capitaneados por un Ciarán Hinds en estado de gracia.