"Drive" es una excelente película de cine negro dirigida magistralmente Nicolas Winding Refn. Presentada en Cannes, fue candidata a la Palma de Oro que, como
ya sabemos, ganó la insufrible “El árbol de la vida”, de Terrence Malick. Sin
embargo, el galardón al mejor director se lo llevó, merecidamente, Nicolas
Winding Refn por este film.
Hay dos películas de las que “Drive” bebe en buena
medida; la primera es “El silencio de un hombre” cuyo título original es “Le
samouraï” (1967), de Jean Pierre Melville y la segunda (que, a su vez, bebe de
la película de Melville) es “The driver” (1978), de Walter Hill. En cuanto a la a esta última se podría decir que “Drive” es, en muchos aspectos, un remake. En cuanto
a la primera las conexiones son más profundas y menos aparentes. En “El
silencio de un hombre”, Melville realiza una película singular, con un Alain Delon (nunca estuvo mejor) en el papel de un asesino a sueldo abocado a un destino fatal. Melville desnuda su película de cualquier
artificio, prescinde de las elipsis y casi del diálogo y con la ayuda del excelente
director de fotografía Henri Decae nos ofrece un film noir, casi zen, cuyo
desarrollo hipnotiza al espectador desde el plano de arranque.
Hay
muchas cosas que me gustan de “Drive”; Ryan Gosling está magnífico con un doble
registro de profesional frío y eficaz pero también de asesino despiadado e
incluso psicópata, y además no recuerdo a nadie capaz de llevar un mondadientes
con el mismo estilo que Bogart llevaba un cigarrillo y a nadie que dé más miedo
con un martillo en la mano. El trabajo de Gosling es de tal magnetismo que es capaz de
bregar con unos secundarios increíbles sin que se resienta su personaje.
He
nombrado a los secundarios que están todos maravillosos y, desde luego, mención
especial se merece un impresionante Albert Brooks al que yo le daría el Oscar
al mejor actor de reparto sin dudarlo.
Me
ha sorprendido el uso de la violencia que se hace en “Drive”. Con todo lo que
hemos visto no es fácil que un asesinato más nos llame la atención,
pues bien, en “Drive” todos los asesinatos son estupendos (si se me permite
expresarlo así), todos son diferentes y todos nos dejan pegados al asiento.
“Drive”
no llega a los extremos de negrura y desnudez del film de Melville. La
fotografía de Newton Thomas Sigel no es ni de lejos tan realista como la de
Henri Decae con lo que la película es más luminosa y en algunas secuencias, la
luz se torna incluso artificial, es decir la luz viene de un sitio donde no la
hay. Es una elección que no molesta pero me hubiera gustado ver lo que hubiera
sido “Drive” con una fotografía más arriesgada, más extrema.
Sólo
hay tres cosas que no me convencen en la película, aunque entiendo que se trata
de una opinión basada en el gusto y por tanto muy particular de cada uno: No me
gustan los títulos de crédito; creo que pueden ser un homenaje a William Friedkin, pero, aún así, me parecen más adecuados para una comedia romántica con
Meg Ryan que para un thriller violento y oscuro. Tampoco me gustan las
canciones, hubiera preferido una banda sonora más oscura (¿jazz?, ¿blues?) y
menos presente. Y por fin, tengo mis dudas sobre el uso de la cámara lenta, hay secuencias
en que me parece que está perfecta pero hay otras en la que creo que sobra.
Y
para terminar…, falta la lluvia.
ESTOY DESEANDO VERLA
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