miércoles, 4 de enero de 2012

Drive, (Nicolas Winding Refn, 2011)


"Drive" es una excelente película de cine negro dirigida magistralmente Nicolas Winding Refn. Presentada en Cannes, fue candidata a la Palma de Oro que, como ya sabemos, ganó la insufrible “El árbol de la vida”, de Terrence Malick. Sin embargo, el galardón al mejor director se lo llevó, merecidamente, Nicolas Winding Refn por este film.
Hay dos películas de las que “Drive” bebe en buena medida; la primera es “El silencio de un hombre” cuyo título original es “Le samouraï” (1967), de Jean Pierre Melville y la segunda (que, a su vez, bebe de la película de Melville) es “The driver” (1978), de Walter Hill. En cuanto a la a esta última se podría decir que “Drive” es, en muchos aspectos, un remake. En cuanto a la primera las conexiones son más profundas y menos aparentes. En “El silencio de un hombre”, Melville realiza una película singular, con un Alain Delon (nunca estuvo mejor) en el papel de un asesino a sueldo abocado a un destino fatal. Melville desnuda su película de cualquier artificio, prescinde de las elipsis y casi del diálogo y con la ayuda del excelente director de fotografía Henri Decae nos ofrece un film noir, casi zen, cuyo desarrollo hipnotiza al espectador desde el plano de arranque.
Hay muchas cosas que me gustan de “Drive”; Ryan Gosling está magnífico con un doble registro de profesional frío y eficaz pero también de asesino despiadado e incluso psicópata, y además no recuerdo a nadie capaz de llevar un mondadientes con el mismo estilo que Bogart llevaba un cigarrillo y a nadie que dé más miedo con un martillo en la mano. El trabajo de Gosling es de tal magnetismo que es capaz de bregar con unos secundarios increíbles sin que se resienta su personaje.
He nombrado a los secundarios que están todos maravillosos y, desde luego, mención especial se merece un impresionante Albert Brooks al que yo le daría el Oscar al mejor actor de reparto sin dudarlo.
Me ha sorprendido el uso de la violencia que se hace en “Drive”. Con todo lo que hemos visto no es fácil que un asesinato más nos llame la atención, pues bien, en “Drive” todos los asesinatos son estupendos (si se me permite expresarlo así), todos son diferentes y todos nos dejan pegados al asiento.
“Drive” no llega a los extremos de negrura y desnudez del film de Melville. La fotografía de Newton Thomas Sigel no es ni de lejos tan realista como la de Henri Decae con lo que la película es más luminosa y en algunas secuencias, la luz se torna incluso artificial, es decir la luz viene de un sitio donde no la hay. Es una elección que no molesta pero me hubiera gustado ver lo que hubiera sido “Drive” con una fotografía más arriesgada, más extrema.
Sólo hay tres cosas que no me convencen en la película, aunque entiendo que se trata de una opinión basada en el gusto y por tanto muy particular de cada uno: No me gustan los títulos de crédito; creo que pueden ser un homenaje a William Friedkin, pero, aún así, me parecen más adecuados para una comedia romántica con Meg Ryan que para un thriller violento y oscuro. Tampoco me gustan las canciones, hubiera preferido una banda sonora más oscura (¿jazz?, ¿blues?) y menos presente. Y por fin, tengo mis dudas sobre el uso de la cámara lenta, hay secuencias en que me parece que está perfecta pero hay otras en la que creo que sobra.
Y para terminar…, falta la lluvia.

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