“Ted”, la película escrita y dirigida por Seth MacFarlane, no es una película sino varias a la vez, o, para ser más exactos, es una película de varios géneros mezclados: es una película gamberra e irreverente de colegas, también es
una comedia romántica y, de alguna manera, también es un cuento de Navidad.
La película funciona mejor en su faceta de comedia gamberra
de colegas y flojea algo como comedia romántica.
La historia de “Ted” es de lo más convencional. No hay
ninguna sorpresa, una vez conocida la premisa argumental. Los giros de guión
son previsibles y no cuesta nada adivinar en qué minuto se van a producir.
Sin embargo, la película se ve con agrado y consigue lo que
una comedia debería, siempre, tener como objetivo, hacer reír. Y es en este
aspecto en el que “Ted” sobresale. Es capaz de hacer reír desde el primer
minuto hasta el último, sobre todo, gracias a un guión estupendo y unos
diálogos desternillantes. Desde el punto de vista estrictamente cinematográfico
quizá no se merezca la nota que le he puesto pero es de puro agradecimiento.
Con la que está cayendo, uno no puede por menos que dar las gracias por 100 minutos
de risas.
“Ted” no pasará a la historia del cine como una obra
maestra, pero garantiza risas a lo largo de todo su metraje, que por otra parte
está bien rodado y bien dirigido.