En 1991, Frank Miller creó un cómic titulado Sin City. En
él se contaban una serie de historias que transcurrían en Basin City, la Ciudad
del Pecado, una ciudad en la que policías corruptos, asesinos a sueldo, prostitutas,
políticos sin escrúpulos, matones escondidos en sórdidos callejones, garitos
inmundos llenos de la peor escoria, bastardos amarillos y héroes derrotados que
se sacrificaban por angelicales bailarinas, entrecruzaban sus vidas viñeta tras
viñeta.
Por muchos motivos, Sin City fue una apuesta contracorriente.
Se trataba de un cómic en blanco y negro, algo que ya no se hacía o estaba
relegado a publicaciones de escasa difusión. Se inscribía en el género negro
que en los noventa prácticamente había desaparecido de las editoriales, y
además, incluía grandes dosis de violencia desmedida, desnudos espectaculares y
sexo que hicieron temblar a la puritana sociedad estadounidense.
Pero las innovaciones más importantes en la obra de Miller
tienen que ver con dos aspectos fundamentales: la estructura narrativa de sus
historias y una nueva estética basada en blancos y negros con picados,
contrapicados y perspectivas acentuadas hasta la caricatura. La composición de
las viñetas era absolutamente innovadora, el ritmo podía ser vertiginoso en una
página con 6 u 8 viñetas llenas de acción, para encontrarnos, a continuación,
una doble página en negro con una pequeña viñeta en el centro en la que se roza
la abstracción. La narración, de esta manera, se congelaba y obligaba al lector
a darle importancia a una imagen determinada dotándola de un aliento épico,
casi sobrenatural.
En 2005 Robert Rodríguez realiza la adaptación al cine de
algunas de las historias del cómic. Rodríguez contó con Frank Miller como
co-director ya que no se usó guion y sus cómics se utilizaron como storyboards
y con Quentin Tarantino como director invitado que dirigió la secuencia en la
que aparecen Benicio del Toro y Clive Owen en el coche.
Sin City no es la adaptación de un cómic, es un cómic que
se transforma en película como si Robert Rodríguez le hubiera insuflado vida.
Se siguió el cómic hasta el más mínimo detalle. Basta
comparar cualquier plano con su correspondiente viñeta para comprobar hasta qué
punto, Rodríguez, fue fiel al original.
Efectos digitales,
maquillaje, prótesis, diálogos de cine negro, voz en off, planos con
perspectivas forzadas y un cierto tono onírico, de pesadilla, hicieron de Sin City una película como nunca se había visto en una pantalla de cine.
Sin City es una película de calles mojadas, cigarrillos y
gabardinas que transcurre en una ciudad en la que si te metes en un callejón,
puedes encontrar cualquier cosa.
Robert
Rodríguez no se ha caracterizado por su coherencia narrativa, siempre ha estado
más preocupado por los primeros planos, las escenas de tiroteos o los giros
argumentales con la intención de sorprender al espectador. Sin embargo, en esta
ocasión, ha mejorado ya que ha seguido, literalmente, los cómics de Frank Miller.
Este hecho ha dotado a Sin City de una energía al contar sus historias que no
tiene ninguna de sus películas precedentes.
El tipo de narración, los estereotipos y la acción tanto de
los cómics como de la película, tienen mucho en común con la forma de ver el
cine que tiene Tarantino. En el documental “Por un puñado de vídeos” se dice:
«Su vocación cinéfila emana de los
videoclubs de los 80 donde se alimenta de la serie B y desarrolla su sentido
crítico.
El vídeo se para se congela, se
repite la escena, se rompe la continuidad de la narración pero se eleva la
trascendencia de cada escena.
La mezcla de géneros, la ruptura de
la linealidad, las tramas que se ramifican, los interludios, los momentos
convertidos en suceso, todo lo que permite una sesión de vídeo aderezada con
bandas sonoras de otras películas y todo tipo de guiños cinéfilos de culto. Una
nueva forma de entender el cine. Lo excesivo y lo gratuito. Tarantino no es
postmoderno, Tarantino es post post moderno.»
Es difícil decir hasta qué punto influyó Tarantino en el
resultado final de Sin City, pero se puede asegurar que su participación fue
más allá de la escena que dirigió y de la influencia de Pulp Fiction en el tipo
de narrativa que desprecia el orden cronológico pero estructura la historia de
forma circular.
En 2009 se editó una versión “recut, extended, unrated”, es
decir remontada (las historias aparecen consecutivamente y de forma
independiente, incluso con sus títulos de crédito), extendida (con 23 minutos
añadidos), y sin censura.
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