“La gran estafa americana”, última película de David O’Russell,
ya ha recibido tres Globos de oro y ha sido nominada en nueve apartados de los Óscar incluido el de mejor
película. Algo han debido de ver los académicos
de Hollywood que no he sabido ver yo.
Oti Rodríguez Marchante comenta: “yo…, francamente, sólo he visto las ganas locas de este director por
parecerse a Martin Scorsese cosa que, realmente, consigue un poquito cuando
aparece en la pantalla Robert De Niro”. Completamente de acuerdo con Oti.
O’Russell ya había avisado en “The Fighter” pero en aquella ocasión, una
atractiva historia, un excelente guión y unos actores en estado de gracia
tapaban los defectos lingüísticos de la cinta.
Ahora se ha visto el artificio porque, aunque los actores
siguen en estado de gracia, la realidad es que no hay historia que contar y la
poca que hay se cuenta muy mal. En cualquier película de timadores hemos visto
una trama mucho más interesante, con más suspense, y con mejor
desenlace. No hace falta remontarse a una obra maestra como “El golpe” para
darnos cuenta de la pobreza de lo que cuenta esta película de título
absurdo y rimbombante.
En resumen, el guión es un desastre. En “The Fighter” estaban acreditados 4 magníficos guionistas. En “La gran estafa americana”, David O’Russell y Eric Warren Singer, este último, autor del desastroso guión de “The International: Dinero en la sombra”.
En resumen, el guión es un desastre. En “The Fighter” estaban acreditados 4 magníficos guionistas. En “La gran estafa americana”, David O’Russell y Eric Warren Singer, este último, autor del desastroso guión de “The International: Dinero en la sombra”.
También había avisado, O'Russell, en “El lado bueno de las cosas”, una
película absolutamente sobrevalorada por crítica y académicos, ocho
nominaciones incluida la de mejor director en una edición en la que no
nominaron como mejor director a Ben Affleck que había escrito y dirigido la
fenomenal “Argo”.
Todo lo que en el cine de Martin Scorsese es natural,
consustancial, está en su ADN; en el cine de David O’Russell es artificial e
impostado, metido con calzador. En este sentido, chirría el uso que hace de la
música, de la cámara lenta, de las correcciones de cámara en cada plano, de los steadycam sin sentido detrás de los actores pretendiendo “dinamizar” las
tomas, de los travellings y de los artificios y disparates absurdos como por ejemplo el plano en el que vemos los pies
de Bradley Cooper andando hacia la cámara y después un primer plano de su cara
acercándose a gran velocidad hacia la cámara hasta ocupar toda la pantalla,
¿Qué sentido tiene? ¿Pretende reflejar una emoción? Sea como sea, canta un
montón. El mayor problema de David O’Russell es que su cámara se hace presente,
se nota, se erige en protagonista, en muchas, ocasiones, por encima de sus
personajes.
David O’Russell, como otros directores, incluido Martin
Scorsese, trabaja con un elenco de actores con los que se siente cómodo, en
este caso: Bradley Cooper (“El lado bueno de las cosas” y “La gran estafa
americana”), Christian Bale (“The Fighter” y “La gran estafa americana”),
Jennifer Lawrence (“El lado bueno de las cosas” y “La gran estafa americana”) y
Amy Adams (“The Fighter” y “La gran estafa americana”) y por fin el gran Robert
De Niro (“El lado bueno de las cosas” y “La gran estafa americana”).
A mí me parece que Christian Bale, Jennifer Lawrence y Amy
Adams están magníficos, en esta película y en las demás. Bradley Cooper no me
acaba de convencer, me parece que está siempre sobreactuado. Bien es verdad que
con David O’Russell todos tienen un punto de sobreactuación pero incluso en la
sobreactuación hay clases. Ellas están guapísimas y muy sexys, ellos feísimos y
un poco patéticos, uno con los rulos, el otro con los peluquines y Jeremy Renner
con el tupé.
Si tuviera que destacar una actuación de entre todas, sería
la de Jennifer Lawrence, una extraordinaria actriz que no sé qué demonios hace
metida en “Los juegos del hambre”. Sus escenas domésticas son magníficas y en
las fiestas está estupenda. Ha dejado bien claro que el papelón que hizo en
“Winter’s Bone” no fue por casualidad. Si por algo merece la pena ver "La gran estafa americana" es por sus actores y más, todavía, por sus actrices.
La película se me ha hecho larga, muy larga. No digo que
sea un tostón completo, ni que no tenga detalles estupendos como la escena con
Robert De Niro, los rulos de Bradley Cooper y Amy Adams y por supuesto los
mejores y más elegantes escotes que he visto en el cine desde hace mucho
tiempo.
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